
La cojo de las caderas y la arrastro a mi cama. Aquí solo mandamos nosotros, y lo sabe, eso le gusta. El espacio se acorta y ya nada nos separa, ni siquiera el aire se atreve a soplar. La magia del momento me atrapa como nada antes había podido hacerlo.
Pero recuerdo que solo somos esto, que nuestra pequeña relación acaba donde terminan estas sabanas y que fuera de esta habitación ella nunca sera mía.
Me hago el valiente y la invito a pasar la noche, me recuerda nuestro trato y empieza de besarme el cuello.
Prefiero una media verdad o una mentira bien contada a perderme uno solo de esos besos.
Me pregunto en que momento empezó todo esto, pero la única respuesta que consigo darme es que estaré aquí el tiempo que me deje estar, porque estas sabanas revueltas son para mi el mejor de los remedios. Así que ven aquí pequeña sinvergüenza que voy a dejarte huella a besos.
Hola ^^
ResponderEliminarMe ha encantado el texto. Me gustó mucho el principio, como explicas el momento del inicio del deseo que luego lleva a la pasión. Pero sobre todo, me gustó el final. Porque es amargo, porque tiene un tinte melancólico de muchas relaciones. De gente que quiere más pero le llega con lo que tiene. Porque, curiosamente, la frase que más me ha llegado ha sido "estaré aquí el tiempo que me deje estar, porque estas sabanas revueltas son para mi el mejor de los remedios."
Bueno, en definitiva, que siempre me enrollo xD Que me ha gustado mucho ^^
Un beso.
¡Muchisimas gracias!
EliminarLa verdad es que si, que me refería a eso, ese tinte de dolor y amor que nos envuelve en una relación así. Lo mejor de escribir son estos comentarios, enserio <3.
¡Besitos!