Hola, ¿te acuerdas de mi? - Megan Maxwell

Título original: Hola, ¿te acuerdas de mi?
Autor: Megan Maxwell
Editorial: Esencia
Saga: Autoconclusivo
Paginas: 480
Año: 2015
Precio: 15.90

Sinopsis:
Alana es una periodista independiente que se refugia en su profesión porque es muy escéptica en cuestiones de amor.
Un día, la revista para la que trabaja le encarga un reportaje en Nueva York, y allí, los caprichos del destino harán que conozca a Joel Parker, un atractivo norteamericano. Sin em­bargo, cuando Alana descubre que es capitán de la primera división de Marines del ejército de Estados Unidos, huye de él sin mediar palabra. Incapaz de entender la reacción de Alana, el capitán Parker hace todo lo posible por comprenderla, hasta que descubre que el padre de la joven fue, como él, militar americano.
Sin proponérselo y casi sin quererlo, Alana encontrará en Joel esa clase de amor especial e irrepetible del que su madre siempre le había hablado. Pero se topará también con una dolorosa parte de su pasado que nunca conoció y que su madre jamás pudo olvidar: su padre.

Opinión personal:
Después de meses sin leer nada que yo hubiera escogido, por lo que he cogido el libro con unas ganas que no eran ni normales.. Así que en apenas unas días lo he devorado.
Hace unos meses, asistí a la presentación de esta misma novela en Barcelona, y me enamoré antes de leerlo. Saber que la historia que iba a leer estaba basada en hechos reales, y que relataba la historia de amor entre sus padres, me conmovió y pedía a gritos mi atención.

La novela empieza en 1960, cuando Carmen y Loli, dos jóvenes españolas deciden marcharse a Alemania en busca de un futuro algo más prometedor del que les espera en España, y ciertamente lo encuentran. Ambas conocen a Teresa y Renata, dos mujeres que se harán amigas de las hermanas durante su estancia allí.
Meses después de estar allí, las chicas conocen a unos americanos de los que, que pese a las advertencias de Renata, se enamoran perdidamente. Pero la guerra comienza a estallar por diferentes partes del mundo y como buenos soldados deben acudir cuando son llamados, por lo que terminan separándose...
35 años después, la historia continua en Alana, una joven periodista que debe viajar a Nueva York para un reportaje para la revista donde trabaja y allí conoce a un joven marine del que sin querer se enamora.

Los personajes como acostumbran a ser en todas las novelas de Megan, te van robando el corazón poco a poco hasta que cuando quieres darte cuenta estas completamente enamorada.
Alana es una joven fuerte e independiente que por culpa de sus circunstancias pasó por mucho y no ha podido hacer otra cosa que forjarse un duro corazón de acero para que nadie pueda hacerle daño.
Isa, que es el personaje secundario, me encantó. Es una chica alegre y divertida, que no deja que la situación la hunda y siempre está dispuesta a ayudar.
Los chicos son un amor, aunque Joel me parece más prototipo que Teddy, por una cuestión de mostrar defectos.

Respecto a la historia, hay veces en las que la trama se hace algo repetitiva, porque la segunda parte de la novela es prácticamente igual a la primera, por lo que es como volver a leer lo que ya habías leído antes, aún así hay pequeños matices que hacen que la historia sea diferente.
Se hace muy amena y rápida de leer, por lo que viene genial para desconectar, y a mi me ha gustado mucho.
Una de las cosas que hacen esta novela diferente al resto de la autora es el hecho de que desde el momento en que cae en tus manos sabes que esta basada en hechos reales y eso la hace especial a su manera.

En resumen, que es una novela que recomiendo, que se hace amena y nos ayuda a desconectar, que siempre viene bien y más acabando las épocas de exámenes.
Y el hecho de ser una historia real la hace especial a su manera.
Totalmente recomendada.

Mi puntuación es de 4/5

~Gracias a la editorial por el ejemplar~

"Lo que fuimos"

A veces me gustaría saber de ti. Poder llamarte y hablar durante horas, o durante un rato. Conseguir recordar el número de tu puerta para esperarte a que vuelvas, o solo hasta que oscurezca.  Ser capaz de borrar las fotos de tu móvil para dejar de echarte de menos, o al menos dejar de joderme el día al ver lo que fuimos.

Lo que fuimos…

Es una frase curiosa. La usamos en presente para referirnos a un pasado. Un pasado que ya no volverá.  
Lo
que
fuimos...  

Tres palabras, cada una con un origen diferente, cada una con una función sintáctica compleja y variada, pero cuando se juntan siempre me hacen pensar en ti. Porque después de que me dejaras pase primaveras pensando que había pasado, que limites habíamos cruzado y que señales en rojo decidimos ignorar. Quizá no haya sido más que una historia, pero no me la quito de la cabeza.








Todo empieza a dar vueltas, lo que fuimos, lo que ya no somos y lo que nunca volveremos a ser. Todo da vueltas, como esa maldita noria en la que te subes una y mil veces para superar tu miedo a las alturas, pero ese miedo sigue estando ahí al bajarte.
Eres esa canción que tanto escuché, tanto adoré, y que con el tiempo, de tanto escucharla la acabé aborreciendo y echando de menos a partes iguales.

¿Sabes que no hay 5 de diciembre que no te recuerde?

Sé que no me merece la pena, que no eres lo que necesitaba, ni siquiera lo que ahora necesito, y que ese rato juntos no compensa la pena y el vacío que me dejas al mirarme a los ojos y decirme: “Es que yo ya no te quiero”. Nada. Ni los besos, ni las risas, ni las caricias a medianoche. Ya no quiero nada de ti, te quise entero, a cachos y a medias verdades, pero solo un tiempo. Los dos sabemos que no soy chica de sonrisa fácil, y que nunca caería en tus brazos una segunda vez. Nada nos une. Ni el futuro ni el presente. El pasado no se puede cambiar, tampoco lo haría, pero… dejemos de soñar. Ya no quiero pensar más en ti, no quiero besos, no quiero recuerdos, no quiero ser esa puta noria que no deja de girar.

Quiero sentir las mariposas en el estómago, el sube y baja de la montaña rusa de las miradas cruzadas, la ilusión de vivir cada día lo que nunca antes viví, volver a hacer algo por primera vez y sobre todo, sentirme libre de mirarme al espejo y quererme un poquito más. Y eso tú no me lo darás, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Así que, mi chico de hielo, aquí se acaban nuestro: “Lo que fuimos”. Aquí se acaban las promesas, los sentimientos escondidos, y todos los posibles futuros que podrían haber sido contigo. Se acabó. Llévatelo todo y déjame lo mejor que siempre fue nuestro, lo mejor que siempre fue mío pero alguna vez compartí contigo.


Vete y déjame, llévate tu amor que yo ya tengo el mío. 

Los príncipes azules también destiñen - Megan Maxwell

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