Un carnaval más...

14:30, ya casi estas. Te falta el último retoque, llevas tanto rato delante del espejo…
Has quedado con tus amigas, vais todas diferentes, tan solo piensas en sorprender al resto del grupo, en ser una persona diferente. Hoy es fácil, todos fingen ser alguien que no son y eso te hace poder camuflarte más entre la gente. Buscas un disfraz y por un día dejas de lado todos tus problemas, todo lo malo, dejas de ser tú.
¿Por qué no puedes desaparecer ni siquiera un día como hoy?
Tus miradas… simplemente duelen. Intentas ser feliz, ya estas equipada con tu vestido bonito, el pelo recogido, la corona sobre la cabeza y te miras al espejo… intentas sonreírle a la chica feliz y risueña que ves reflejada, pero no tienes las fuerzas suficientes, no eres capaz de mentirte a ti misma. Sales de casa, el viento golpea tu cara y eso hace que te abrigues un poco. Continúas caminando y pensando en tus cosas, estás deprimida y las lágrimas ya corren por tus mejillas hacia abajo, intentas frenarlas, no quieres que se te vaya el maquillaje, pero es imposible. Ves a tu amiga al final de la calle y corres hacia ella. El viento te quita la corona y te despeina. Te giras a por tu corona y ves que una mano te la ofrece delante de ti.
-Gracias- dices sin mirar la persona que te lo ha dado.
Intentas volver a colocártelo todo en su sitio, tan y como has salido de casa. Secas el rímel de tu cara e intentas peinarte, pero finalmente lo dejas por imposible.
-Eres muy guapa.
Al escuchar algo así te ruborizas, y subes la cabeza. Un chico no deja de mirarte, esta justo delante de ti. Es muy guapo y te mira a ti, solo a ti.
-Gracias de nuevo- no puedes dejar de mirar esos ojos verdes, es como si te absorbieran- me están esperando. Adiós.- dices mientras una sonrisa ilumina tu cara.
-¿Volveremos a vernos?- dice, parecía como asustado por la respuesta.
-Supongo, ahora mismo voy a una fiesta de disfraces, ¿vienes?- te parece justo invitarle, te ha salvado de la desesperación y a sacado una sonrisa de esa cara tan dolida.
-Por supuesto, no todos los días, aparece un ángel que invita a ir con él.
Vais riendo todo el camino, hablando y comentando. El camino se te hace extremadamente corto. La fiesta pasa demasiado rápido, bailas con él, te ríes, eres feliz.
Pero como todo llega a su fin, este maravilloso día también. Te acompaña a casa, te da su chaqueta y te pregunta cómo ha ido la noche, todo un caballero.
Sin poder esperar más le robas un beso y el te lo devuelve como si fuera lo último que hiciera en su vida. No sabes porque pero le amas, necesitas estar con él y él contigo.


Tu vida puede dar un gesto totalmente contrario en tan solo unos segundos. Y siempre aparece una persona cuando más se la necesita, sin ser llamada, solo tienes que encontrar a la tuya o esperar a que te encuentre. 

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