Cojo aire y grito. Toda la tensión
acumulada durante estos años se marcha y de repente me quedo vacía. Desde que
se fue he estado moviéndome desde el rencor y el dolor, pero ahora… todo a mi
alrededor me recuerda que se marchó y que aun duele, mucho. Hay veces en las creía
no poder respirar, todo se volvía negro y despertaba horas más tarde al lado de
algún desconocido de cara satisfecha. El olor a tabaco comenzaba a ser parte de
mi piel y el sabor a alcohol era mejor que cualquier manjar. He sido idiota
todo este tiempo, echándote de menos y llorándote, perdonando y agachando la
cabeza, nunca me di cuenta de que en realidad no le importaba, que cuando decía
mi princesa eran palabras vacías y que cuando me besaba y juraba ser el mejor
de los consuelos solo era el pasatiempo de la tarde. Hace meses que no sé nada
de ti, y desde entonces he pasado por
mucho. No me llamaste y no contestabas mis mensajes, te mudaste de ciudad y te
cambiaste de nombre, dejando solo un bonito recuerdo y alguien que te pudiera
llorar. Los primeros días fueron los más lentos, pero también los menos
dolorosos, no era la primera vez que desaparecías y no sería la última pensaba,
seguir amaneciendo con gente desconocida y bebiendo hasta no recordar el día
anterior, como a ti te gustaba, como tú me enseñaste.
Pero ahora te has ido, y sé
que no volverás, me has hecho más fuerte pero también más vulnerable. He dejado
toda la vida que tenía que ver contigo, y poco a poco he vuelto a ser la que
era, alguien con personalidad propia, con derecho y razón, me ha sido devuelto
todo lo que tú me quitaste sin que yo me diera cuenta. Ahora me he librado de
mis fantasmas y aunque parezca que estoy vacía, tengo toda una vida de sueños
por llenar y sonrisas que regalar.
Tú solo eres parte del capítulo
oscuro de la historia, mientras yo soy la protagonista de ella.
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