A veces tenemos que
acordarnos de respirar, de volver a ser nosotros mismos. ¿Sabes esos momentos
en lo que el mundo te pesa y todo parece que está en tu contra? Si, uno de esos
en los que de nada te sirve ser tu mismo. Todos hemos tenido uno de esos días,
uno que sin importar lo que hagas todo se sabrá amargo y las horas se hacen
largas y pesadas, como quien busca un rayo de sol en medio de una gran tormenta
creerás que nada será posible y que no saldrás de ahí.
Sintiéndote pequeña e
insegura, continúas caminando sin dirección “ya llegara” piensas, pero lo
cierto es que no llega, ni ahora ni nunca. Deja de sentirte pequeño no lo eres,
¿Inseguridad? Eso no te pega nada, eres demasiado fuerte como para no sentirte
seguro contigo mismo. Deja de andar dando vueltas y comienza a mirar al futuro
a los ojos, él no tiene miedo, entonces, ¿Por qué lo tienes tú? Nadie puede pararte, respira profundamente,
coge aire y suéltalo, ¿Te sientes mejor? Repítelo, grita, salta, pelea, suelta
todo lo que te arrastra hacia la desesperación, pero no dudes de que puedes
salir de esa, eres más fuerte de lo que crees.
La única persona capaz de
hacerte caer eres tú, deja de poner piedras en tu camino y comienza a vivirlo,
porque lo que realmente merece la pena no es lo que hay al final sino lo que te
espera en cada esquina del trayecto.
Parece mentira que lo hagas tu :)
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